jueves, 17 de abril de 2008

juventud


La imagen de aquel hombre habia penetrado en su alma para siempre
Ni una palabra habia roto el santo silencio de su extasis
Los ojos de aquel hombre le habian llamado y su alma se habia precipitado al llamado.

Vivir, errar, caer, triunfar y volver a crear la vida con materia de vida.
Un angel salvaje se habia aparecido, un angel de la juventud mortal
enviado por el tribunal estricto de la vida, para abrirme de par en par, en un instante las puertas de todos los caminos del error y de la gloria.

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